¡Pfff! Debo reconocer que después de aquel post sobre ropa para estar en casa sin parecer que te pasas la vida en pijama, o que te acabas de colocar lo que tenías en la bolsa de deshechos de la temporada, o de toda tu juventud, esto de trabajar en casa tiene un punto en el que no voy a lograr rehabilitarme: el de las zapatilla de estar en casa! Lo siento, pero puedo ponerme más o menos mona por si se presenta mi madre, la cartera, el mensajero o una visita de esas que no avisan, y a las que si veo por el portero automático ni siquiera les abro…